La Unesco propone una
‘alfabetización’ física
Gracias al incremento en las horas de actividad
física dentro del currículo escolar, que dispuso el Ministerio de Educación el
año pasado en las escuelas, Emily Patiño de 11 años no solo bajó de peso sino
que mejoró su habilidad y rendimiento.
“Estoy muy contenta con todo lo que han hecho con
la implementación del aprendizaje en movimiento en la escuela. A mi hija la veo
más activa”, comenta Adriana Romero, madre de la pequeña. La estudiante del
séptimo año de la escuela Heredia Bustamante de Quito cada viernes tiene clase
de bailoterapia y recibe enseñanzas básicas de varios deportes, entre ellos el
fútbol.
Esa actividad la ha ayudado, incluso a mejorar su
rendimiento académico. “La práctica regular de educación física y de cualquier
deporte pueden mejorar la capacidad de atención del niño, mejorar su control
cognitivo y acelerar su procesamiento en el aprendizaje”, comentó Cristian
Mejía, profesor de educación física.
Los estudiantes consultados, la mayoría, también se
encuentran conformes con el incremento de las horas de actividad física. Por
resolución, la carga de la asignatura de cultura física pasó de 2 a 5 horas a
la semana. “Ese tiempo nos ha permitido dispersar más la mente, incluso a veces
podemos disfrutar de juegos antiguos”, menciona Daniela Fierro, del colegio 24
de Mayo.
La estrategia de ‘aprendizaje en movimiento’ no es
exclusividad del Ministerio de Educación en Ecuador. Recientemente, la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco) aconsejó a los gobiernos y autoridades educativas practicar una
alfabetización física.
Un individuo alfabetizado físicamente, según la
Unesco, tiene confianza en sí mismo, presenta agilidad y control frente a las
exigencias y cambios. Además, demuestra sensibilidad no verbal y empatía en sus
relaciones.
Todos estos beneficios son los que resume la Unesco
para enfatizar en la necesidad de cultivar la educación física como una
asignatura transversal en el currículo.
En su guía sobre cómo debe ser la educación física
de calidad, la Unesco insta a los gobiernos a capacitar más a los docentes que
se encargan de esta actividad. “Es una pandemia los crecientes niveles de
sedentarismo, así como el sustancial riesgo de enfermedades asociado. Los
recortes en la prestación de la educación física solo conseguirán incrementar
este problema”, recalca el informe.
La Unesco cataloga el sedentarismo como el
responsable de entre las 6% y 10% de las muertes causadas por Enfermedades no
Transmisibles (ENT), como la obesidad, las enfermedades cardíacas, los
accidentes cerebrovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias
crónicas y la diabetes.
En Ecuador, según la Encuesta Nacional de Salud y
Nutrición (Ensanut), el 29,9% de menores de 5 a 11 años padece de sobrepeso y
el 80% de infantes de la misma edad tiene baja actividad física.
En los adolescentes el nivel de sobrepeso es de
27%, mientras que en los jóvenes de 15 a 19 años el porcentaje es de 24,5%.
La guía que propone la Unesco recalca la conexión
entre jóvenes físicamente activos y sus logros académicos.
Si bien son muchos los factores que influyen en el
rendimiento académico, la evidencia corrobora la idea de que si los jóvenes
realizan al menos la cantidad de actividad física diaria recomendada, los
beneficios sociales y académicos son importantes.
La fórmula física es la siguiente: cada menor o
estudiante entre 5 a 17 años debe practicar 60 minutos de ejercicios al día. “Es comprobado que la
actividad física dota al niño y al joven de una mentalidad más fuerte. Son más
sociables y padecen menos trastornos mentales, como la depresión. Además sirve
para que los pequeños aprendan los valores de la constancia, la perseverancia,
la humildad y el trabajo en equipo que lo ayudará durante su vida”, indica
Gonzalo Torres, docente de educación física del colegio Albernia.
La organización mundial también pone énfasis en que
los estudiantes tengan una guía en el ejercicio. “A veces nos dejan solos para
que nosotros hagamos cualquier actividad, pero a veces ocupamos ese tiempo para
estudiar otras materias. Creo que debería haber una especie de cronograma”,
dice Daniela.
Igual criterio tiene Paulina Cárdenas, madre de
familia, quien no ha visto en su hija ningún cambio con la implementación de
las nuevas horas de actividad física.
“En la escuela de mi hija unos días tienen la clase
de danza, de fútbol, pero no es constante. Hay veces que no tienen ninguna
actividad y tampoco reciben clases. Creo que se está desperdiciando el tiempo
llevando los implementos deportivos que no usa”, dice Paulina, cuya hija está
en la escuela particular Albernia. (DIARIO EL TELEGRAFO).-
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