Monseñor Arellano cumplió veinte años como obispo de Esmeraldas
Luis Freire
"Sentí miedo porque no estaba preparado para ser obispo. Fui mi primer sentimiento que no puedo negarlo", manifestó Monseñor Eugenio Arellano, al recordar sus dos décadas como obispo de la iglesia católica de Esmeraldas.
Su posesión eclesial se dio el domingo 20 de agosto de 1995, luego de
ser recibido 2 días antes por el pueblo esmeraldeño en una masiva caravana.
Recuerda que nunca pensó ser sacerdote ya que se graduó como docente en
una de las universidades de España. Pero en la adolescencia conoció a un amigo
de la infancia que le conversó de la Misión Comboniana, y que trabaja con
que ellos en los pueblos y con las tribus de África.
Luego que dejó la docencia, ingresó a estudiar Teología, en la
Universidad Católica de París Después de su graduación lo asignaron en
Barcelona, para trabajar con jóvenes con vocación al sacerdocio.
Eugenio nació en Corella (Navarra 1944). Llego a Esmeraldas en 1977 y
trabajó 4 años en San Lorenzo, en el noroccidente de Ecuador, frontera con
Colombia. Después en Viche (Quinindé) y pasó a trabajar con los seminaristas en
la iglesia Santa Marianita, en la capital esmeraldeña, donde conoció al actual
segundo vicario Silvino Mina.
A su retorno a París, se integró en la Misión Comboniana y en 1995, el
Papa Juan Pablo II, lo designa como obispo vicario de Esmeraldas. Comenta
Arellano Fernández, que inicialmente no le firmó la carta del Sumo Pontífice,
hasta tener la autorización de su congregación católica.
Pero la insistencia lo obligó a firmar y regresar de nuevo a la
provincia "verde", la que conoció en una biblioteca de España, que
tenía una refinería y habitantes afroecuatorianos, con los cuales trabajó como
misionero, junto a la nacionalidad chachi, awá y epera, en su primera estadía.
Eugenio aseguró: “Que Esmeraldas es un pueblo gozoso de su dignidad y
libertad. Es un pueblo altivo y jamás humillado”. Le gusta estar cerca de sus
conciudadanos y por eso no duda en salir a la calle para organizar y encabezar
manifestaciones a favor de los derechos de los más pobres.
En 1996 participó en una de estas movilizaciones, luego del dantesco incendio que cobró víctimas por el derrame de derivados de crudo de la Refinería de Esmeraldas.
También ha criticado la tala de los bosques, la minería legal e ilegal, reclamo de servicios básicos, aunque ello le suponga críticas o acusaciones por parte del poder. Su lenguaje es claro y directo, denunciando las injusticias que ve y buscando siempre caminos de reconciliación.
Su mayor empeño es promover y defender los derechos de los
afroecuatorianos. Una prueba de ello es la publicación en el 2009, en
colaboración con el Centro Cultural Afroecuatoriano, de la “Enciclopedia del
Saber Afroecuatoriano”. Es una recopilación de materiales educativos y
pedagógicos que giran en torno a la historia, la identidad cultural y los
saberes tradicionales de las comunidades negras de Ecuador.
También en bajar las tensiones y desmovilizar a grupos juveniles en
delitos, reagrupar a las familias y ampliar la educación laica a las
comunidades de la zona norte. Para cubrir la demanda de profesores del
Ministerio de Educación, en Eloy Alfaro y San Lorenzo, que se autocambiaron, se
designó a 218 docentes que residen en la comunidad.
Además, creación de establecimientos escolares laicos, un hospital,
entre otros servicios. Cuando estuvo delicado de salud y fue intervenido con
cirugía de la hernia, monseñor Arellano se la realizó en el hospital Delfina
Torres, donde estuvo internado para su recuperación.
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